lunes, 9 de enero de 2012

Tampoco bailarina

Tampoco hubiera querido ser bailarina. No porque me atormente el público y tampoco por la figura que por supuesto aunque no me acompaña, suele educarse. Me gusta el ballet aclaro, pero definitivamente esa vida de privaciones no era para mí. Negarme a comer un helado (o varios) sería un tormento insoportable (aunque todos deben serlo). Además, de niña prefería pasar horas acunando a mis muñecas, inventándoles mil cuentos para que se quedaran dormidas. Recientemente he visto la película Black Swan. Y aunque quien la recomendó se cuenta entre sus detractores eso no influyó, por suerte, en mi criterio al final de la película. Verla me permitió comprobar todo lo que ya me habían dicho, bailarina no, no es para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario